Cosas que vienen de nuevo a mí...

Cuando éramos famosos... Tincho Valle, el Sr.Horacio Salas, El Turko, y Juan Ortega...

Cosas de la vida que se extrañan... así que les doy lo que escribí el 31 de diciembre de 2005, cuando ya me venía, y todavía no lo sabían muchos... o se lo venían venir y no sabían de Irene... repito: "el que quiera guardar un secreto, que aprenda a mentir..."
(Hablar con la oscuridad, ya no es hacerlo a la oscuridad.
Oír las voces de la oscuridad, ya no es oír el hablar de los muertos.
Ver la sombra de la oscuridad, no es ver formas vagas en la noche.
Así como tampoco es igual entregar tu mirada a una navaja,
que hablarle tus secretos a una sevillana.)

Encontrarme de nuevo un 31 de diciembre revisando viejos papeles, es saber que todo comienza una vez más, como siempre, por última vez.
Volver olvidado de nuevo, esperando el vacío de una noche más, y encontrar una vela encendida, por todos los que ya no están, pero viven cerca, da cierto aliciente de querer presentir de nuevo ese destello en una mirada en la oscuridad.
La propia mirada, encontrando ese haz de luz, y no tender a cerrar la vida.
Beber de esa copa de agua, rodeada por el oro blanco del reflejo del fuego, y brindar con los que están, pero viven lejos.
Dejarse llevar por una brisa que no termina, al irse del cuarto, de olvidar un perfume que desconoce.
Recordar que ya nada olvido, sentir que el futuro me observa constantemente con ansia, esperando que me despida del presente.
Abrazar la enorme oscuridad que me los trae a todos como un don, aunque esté absolutamente solo, respirar esas lágrimas que dejé caer cuando ya nada alcanzaba. Cuando a nadie reconocía, por que no sabía quién era.
Entenderme con ese reflejo que no esquiva el espejo, ni ataca los cristales que le recuerdan que, alguna vez creyó, que había perdido el espíritu. Saber que las sombras en la sangre, junto a lo que nunca dije, no serán de nuevo sombras en la carne.
Oírme ya no escribir a lo vengado, porque perdió toda respuesta. Verme hablar a las canciones tristes que me hicieron feliz, con una letra en la mano.
Volver a leer el significado de cada grabado de mi cuerpo, escribiendo. Encontrar de nuevo que las palabras dicen lo que yo encuentro, nada de lo que he buscado. Encontrar, por primera vez, el peso de las palabras que quieren ser dichas, como quieren ser dichas.
Ver de nuevo una foto y querer estar donde uno no sabía que existía. Querer tomarla de nuevo, pronto, y estar.
Agradecer los buenos recuerdos que me quedan de la voz de ese Viejo que me enseñó a no mirar a los ojos al Diablo, y de vos, mi pequeña e inocente Sol… Los siento siempre, como si me hubieran enseñado a empezar a vivir sabiendo que se puede estar soportando no abrazar a los que querías tanto… y tan bien te querían… Esas cosas que me quedan cortas, apenas puedo resumirlas en tres palabras: Todo es ser.

Comentarios

me ha dicho que…
Que lindo lo del viejo

mua

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